Se atribuye la invención del lápiz, tal y como lo conocemos hoy, a Nicolas-Jacques Conté en el año 1795, a la edad de 40 años (era un aeronauta, químico, pintor y militar francés). Él sería el encargado de idear una forma de coger el grafito (la pequeña mina que va dentro del lápiz y que es la que pinta de verdad) que ya existía, de una forma más práctica. La palabra lápiz proviene de la palabra latina “penicillus”, que significa “cola pequeña”, nombre del pequeño pincel que los antiguos romanos usaban como instrumento de escritura.
El grafito ya había sido inventado en 1564, cuando se descubrió una gran mina de dicho material (carbón negro) en Borrowdale, Inglaterra. El grafito puro se aserraba en láminas y luego se cortaba en barras cuadradas. Las varillas de grafito se insertaban después en soportes de madera tallados a mano, formando los denominados lápices. Durante mucho tiempo serían los ingleses los que tuviesen el monopolio de la producción de lápices, ya que no se conocían otras minas de grafito puro y nadie había encontrado todavía una manera aún de hacer barras de grafito. Los alemanes fabricaban barras de grafito (hechas de grafito en polvo), pero no eran prácticas. Sería en 1795 cuando Nicolas-Jacques Conté, que mencionábamos anteriormente, patentase el método moderno de cocción de grafito en polvo con arcilla para hacer varillas de grafito para lápices. El problema que presentaba el grafito era su su...