Pues ya estoy aquí, dispuesta a animar el lunes con este carnaval bloguero de 30y...y mamá y esta semana quiero hacerlo con una reflexión que me viene del domingo.

A veces no somos conscientes de que tenemos cosas bellas, lugares entrañables rodeándonos, cerca del lugar del que vivimos, siempre añoramos lo que no tenemos, nos gustan cosas que tienen en otros lugares, y le quitamos valor a lo que tenemos cerca por el mero hecho de tenerlo ahí todos los días y poder ir más a menudo, no sé si por tenerlo muy visto, o por darlo por hecho y no caer en la cuenta de que a veces no hay que irse muy lejos para encontrar la verdadera belleza de las cosas.

Vivo en un pueblo de unos 17.000 habitantes, es un pueblo grande, pero a la vez es un pueblo tranquilo. A mí me encanta, está lleno de árboles, es un pueblo muy verde, pero lo mejor de todo es que está al pie de una de las montañas más famosas de Catalunya: el Montseny. Situada en el pre-litoral de Catalunya, valoro enormemente tener el bosque a 5 minutos andando, la montaña a 10 en coche, y la playa a 20-25 minutos en coche también. Cada día intento ser consciente de ello y sentirme agradecida del sitio privilegiado en el que vivo.
Mucha gente de la que vive por aquí no sé si lo sabe, pero el Parque Natural del Montseny es Reserva de la Biosfera, por ser la sierra con más biodiversidad, tanto de flora como de fauna de toda España, y yo vivo al lado. Estos días ha llovido, y teníamos muchas ganas de ir a...