El pasado 19 de diciembre de 2017 mi niño cumplió un año. Los días anteriores me sentí rarísima, reviví los días previos al parto, después el trabajo de parto, a continuación el nacimiento de Nil y para terminar las primeras horas de vida que pasamos los tres juntos. Es algo bien curioso. ¿Os ha pasado a vosotras" No sé si me pasará cada año, o sólo sucede el primero. Pero la sensación, de verdad que es bien rara: mezcla de añoranza, melancolía, emoción, amor, nervios, tristeza, felicidad. Pero también alegría, mucha, sobre todo porque ya ha pasado un año y él está tan sano, tan guapo, tan lindo, tan feliz, tan bien.
En fin, sentimientos a parte, le estuve dando muchas vueltas a qué tipo de fiesta de cumple me apetecía más. Que si organizar una fiestecita en un local con más familias y bebés, que si nada de aglomeraciones, en petit comité en casa con la familia, nada de nada, los tres y unas velitas, en plan íntimo. Al final, ganó la segunda opción de “en petit comité en casa”. ¿Por qué" sencillamente porque Nil todavía es muy pequeño y no comparte el juego con otros bebés todavía, va a su bola totalmente, ¿así que para qué pegarse la currada si no lo va a disfrutar realmente" Pensé que el primer año para calentar motores me apetecía más encontrarnos con los miembros de la familia más cercanos en casa. “El Vermut de Nil”, así le llamamos. Y convocamos a la gente a las 12h en casa. Mi mad...