No hemos pasado buenos días en la casa sin zapatillas. Alguien querido de la familia nos ha dicho adiós, cuando estaba en la plenitud de su vida: 40 años. Son esas cosas que pasan a las que no encuentras sentido y a la que tienes que hacer frente, primero para asimilarlas tú y luego para que las asimilen tus hijos. Si bien es cierto que no es un familiar al que viéramos asiduamente durante el invierno, su ausencia en verano va a ser notable. Hasta el momento el caso de muerte al que se había tenido que enfrentar la Princesa en su corta vida era predecible (su bisabuela) y este caso sé que le iba a impresionar. Y aunque nuestro impulso inicial fue el de protegerla, tratando de apartarla de todo lo ocurrido, decidimos comunicárselo. Nuestra mayor duda fue cómo decírselo. Menos mal que meses atrás tuvimos la suerte de conocer el magnifico proyecto que ha puesto en marcha Seguros Meridiano, un completo manual para ofrecer ayuda a los padres que, como nosotros, nos hemos tenido que enfrentar al complicado momento de hablar de la muerte a nuestros hijos. Así que siguiendo los consejos de esta guía, redactada por un equipo de psicólogos, comunicamos a la Princesa la muerte de esta familiar tan pronto como nos enteramos y diciéndole la verdad, eso sí, con un lenguaje adaptado a su edad y capacidad de entender. Y es que, a sus 8 años, ya sabe que la muerte es irreversible, que no hay retorno, y que algún día todos falleceremos. Ya sabemos, por...