Hasta ayer estaba orgullosa de como estaba llevando mi tercer mes en la búsqueda de embarazo. Quizá porque he estado entretenida con el trabajo o quizá porque sé que en este ciclo apenas teníamos posibilidades (mi chico tuvo que irse fuera uno o dos días antes de mi ovulación), el caso es que estaba tranquila. Sin obsesionarme por si tal cambio en mi cuerpo podría ser un síntoma, sin meterme en foros, sin desear hacerme test a destiempo...
Pero la calma me duró poco. Ayer, a una semana de que me venga regla, me desperté con un fuerte dolor de ovarios que anunciaba la llegada de la indeseable, y con los sentimientos a flor de piel. Pero exagerado, me daban ganas de llorar por cualquier cosa, especialmente por la certeza de que este mes tampoco lo íbamos a lograr. Además, en mi próximo ciclo tengo que hacer un viaje de trabajo y cabe la posibilidad de también pasemos los días fértiles separados (espero poder llegar antes). Era pensarlo y se me llenaban los ojos de lágrimas. Además de tristeza y un poco de irritabilidad (pobrecillo mi novio, es un santo), tampoco me encontraba bien físicamente, no tenía apetito y por la noche me notaba como febril aunque mi temperatura era normal. Hacía tiempo que no tenían un síndrome premenstrual tan severo, pero sé que si no estuviera en plena búsqueda no me habría sentido tan mal. Solo habría sido el inicio de otra regla, no otra desilusión. Y para ponerle la guinda al pastel, no pude controlar las ganas de hac...