El lunes pasado fue mi cumpleaños. ¡¡40 años ya!! Ya soy una cuarentona en toda regla, jajaja!
   Nunca me ha importado cumplir años, ni siguiera cuando he cambiado de década. Creo que es una oportunidad de volver la vista atrás para ver todo lo que se ha conseguido y mirar hacia delante para ver todo lo que aún nos queda por conseguir.
   Cada década ha traído grandes momentos. Los veinte, obviamente, fueron lo más ansiados para que llegaran. Quizás además los más divertidos: universidad, cruzarme con las que se han convertido en mis mejores amigas y ¡fiestas! ¡muchas fiestas! Salir de jueves a domingo con las amigas, ligotear (bueno, lo que podía, que siempre he sido yo malísima para esto del ligoteo, jaja! y por fin, cuando casi iba a pasar a los 30, encontrar al amor de mi vida.    Los treinta fueron más calmados. Tocó asentar la cabeza, disfrutar de la intimidad del hogar, empezar a crear un proyecto junto a mi amor y casarme. Luego, obviamente llegaron mis dos princesas, y así formé la que es mi familia. El trabajo entonces, lo dejé apartado. En los últimos años me he dedicado a mis dos niñas y a mi familia; a mi hogar.
   Pero han llegado los cuarenta y toca volver a retomar mi vida (profesional, me refiero) Es momento de pensar en mi, de buscar mi parcela en el mundo, de dar lo mejor de mi más allá de las cuatro paredes de mi casa. Retomar aspiraciones profesionales, reencontrarme con v...