Hago balance
Hago balance del año que termina y solo hay lágrimas en mis ojos, quizás algún atisbo de sonrisa a lo lejos repasando los logros y trastadas (sobre todo esto último) de #Gusanito, pero no son más que eso, sombras de lo que podían ser. Y es que, cuando lo malo ha sido tan malo, lo bueno queda oculto, inadvertido entre los recuerdos y el dolor.
Hoy hago balance y un escalofrío recorre mi espalda al pensar como era y como he cambiado en tan solo un año. Y es que hay hechos, vivencias que te cambian de forma radical y aunque duela no hay marcha atrás. Soy de esas personas que, cuando no está a gusto con algo, tiendo a aislarme y aun así, siempre he sido muy detallista, preocupada por todo, y pendiente de todos. Recuerdo los cumpleaños de todo el mundo, los nombres de sus pequeños? cualquier dato que para la persona con la que estoy sea importante y eso suele hacer que de alguna forma, la gente confíe en mí, y termine siendo el paño de lágrimas de todo el mundo. Pero en mi peor momento, cuando más vulnerable era, me he sentido realmente sola. Es cierto que los primeros días necesitaba esa soledad, necesitaba asimilar lo que sucedía a mí alrededor, comprender que estaba pasando, y por qué no tenía a mi niña en brazos. Pero los meses han pasado, y todas esas personas a las que consideraba amigos, todos esos para los que fui paño de lágrimas, no han estado para mí.
Soy consciente de que es una situación realmente difícil, lo normal es no saber qué...
Fuente de la noticia:
Mama sin red
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03-05-2024 08:29 - (
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