Como casi en todas las cosas, parece que últimamente solo nos paramos a felicitar o celebrar algo si nos lo marcan los centros comerciales? y es que vivimos en un mundo en el que desafortunadamente no tenemos tiempo para mirar todo lo que tenemos alrededor, o lo que es más importante, a quienes tenemos. Es triste, pero cierto. Vivimos en una espiral de prisas de la que no podemos salir.
Hoy nos están diciendo que es el Día del Padre y, por supuesto, todos corremos a felicitar a esa persona que tanto nos ha aportado en la vida. Puede ser tu padre biológico, un abuelo, puede ser la pareja de tu madre, o una madre que también ejerce como padre. Porque llegar a ser padre es muy sencillo, lo que lo convierte en algo maravillosamente complicado es ejercer como tal.
Por desgracia, todavía existen padres que se quedan en un segundo plano y actúan de forma pasiva, sin importarles en gran medida los logros presentes y los futuros acontecimientos de sus hijos. Hay padres que delegan toda su responsabilidad en las madres o padres que están satisfechos pensando que con mantener a la familia es suficiente. Es triste. Es triste porque ellos se ven dentro de un estado de comodidad del que no quieren moverse, pero desde el que se pierden cosas maravillosas, experiencias inolvidables y vínculos que de otra manera no se pueden forjar con la misma intensidad.
A ellos les diría que aún están a tiempo, que interactúen con sus hijos, que cuando lleguen a casa de trabajar dejen ese ...